“Es muy bueno, sólo quiere saludar….”
¿Os suena?
A mi si, y mucho, lo escucho casi a diario.
Soy la señora que coge a su perra en brazos cuando otros perros se nos acercan sin modales.
Por que ella no se sabe defender, se asusta.
Ha aprendido algo que en psicología llamamos “indefensión aprendida”. Ha aprendido que -haga lo que haga- no va a poder deshacerse de esa trufa enorme que se le está metiendo por el trasero.
No sé que ha vivido antes de llegar a mi casa, pero alguien la ha enseñado que cualquier intento de defenderse, se castigará; o tal vez que sus intentos de pedir ayuda a sus guardianes humanos, serán ignorados.
Pues, hace cinco años, eso cambió. Llegó a mi casa y empecé a ayudarla en esas y muchas otras situaciones.
Aparte de eso, estoy entrenando mi capacidad de controlar mis impulsos cuando escucho el típico comentario:
“Pero no deberías cogerla en brazos!”, seguido por:
* “Tiene que socializarse”
* “Se volverá dominante/agresiva”
* “Tiene que aprender”
* “Si no permites que aprenda a someterse a los perros, no la ayudas!”
(eso último me lo soltó un señor que no controlaba a sus tres Labradores y casi no encuentro a Dixie en ese caos de patas y narices debajo de las que estaba, panza arriba y enroscada.
Pues, gente con perros híper-amables, os cuento una cosilla:
Vuestros perros no quieren “solo jugar”, y no saben saludar con modales.
Imaginaros caminando por una zona peatonal mirando escaparates. A punto de entrar en una tienda de ropa, se os acerca un extraño, se os echa encima, os abraza efusivamente, os planta un beso húmedo en la mejilla y os lleva de la mano hacia una sala de juegos.
Esa escena os parece grotesca?
Si os habéis quedado callados y no le habéis dado ninguna bofetada – chapó!
Mi control de impulsos no da para eso.
Pues, en esa escena, varias reglas de convivencia social son ignoradas de manera bastante coherente:
Acercarse de forma acelerada y no controlada, el contacto físico forzado – y obligar a participar en un juego, a una persona desconocida.
Generalmente no toleramos esa forma de actuar en otras personas, y mucho menos en extraños. Y creo que a nadie le sorprendería una reacción agresiva de nuestra parte.
Me sorprende entonces que mucha gente parece opinar que un perro no debe reaccionar de forma agresiva en esa situación.
Es más: Se exige que ellos disfruten que un completo extraño les saluda con entusiasmo, les salta encima, mientras la correa se tensa y el collar apenas les permite respirar.
Es cierto que hay tipos de perros, especialmente perros jóvenes o juguetones, a que les encanta ese tipo de encuentro. Pero la mayoría de los perros adultos lo consideran hostil. Dependiendo del autocontrol del animal, soportaría el procedimiento más o menos bien, sin quejarse, o reaccionaría de manera defensiva-agresiva.
En este último caso, la reacción de los humanos suele ser: «El Pastor Alemán ha mordido al Boxer sin ninguna razón, aunque ése sólo quería jugar!»
Bueno, tal vez, pero el Pastor Alemán no quería que nadie se le echara encima con intentos de jugar. Tal vez no quería ser arrastrado a la sala de juegos, sino caminar tranquilamente por la calle, olisqueando los correos.
Casi nadie se pregunta si tiene sentido exigirles a los perros a llevarse bien con todos los demás perros.
Jugar es divertido y es muy importante para el vínculo y la confianza, jugar entrena el cuerpo y ayuda con la emisión de un cóctel de hormonas de felicidad.
Pero solamente si el juego es auténtico, es decir, voluntario y que todos los participantes estén de acuerdo con las reglas.
Creo que deberíamos respetar la forma de ser de los demás -perros y sus humanos. Hay perros que no quieren jugar y deben ser respetados. Hay personas que prefieren ayudar a un perro que tiene miedo, cogiéndolo en brazos.
Los perros juguetones deberían poder jugar con perros juguetones, ya que durante el juego se aprenden habilidades sociales muy importantes.
Yo estoy con Oliver Wendell Holmes:
“The right to swing my fist ends where the other man’s nose begins.“
(“El derecho a la oscilación de mi puño termina donde comienza la nariz del otro hombre.”)